lunes, 23 de noviembre de 2015

Nunca pares de remar.




                                        
  


Cuando uno acude a la mar, sabe a lo que se enfrenta. Tempestades, ventiscas, animales marinos, sirenas e incluso piratas.

A pesar de todo, cuando queremos vivir una aventura no nos queda otra que adentrarnos. Sabéis lo que os digo. Uno siempre vuelve a la mar.

Nos cargamos de valor, nos abrochamos el cinturón. Sin olvidarnos de nuestra espada. Nos ajustamos el sombrero y ya estamos listos para montarnos en nuestro bote.

Lucharemos contra viento y marea. Nunca mejor dicho. Disfrutaremos del mar en calma y podremos admirar puestas de sol que jamás antes habíamos visto. Únicas. Momentos que no se repiten.
Pero claro, no siempre esto será así, habrá en otras ocasiones que tendremos que remar fuerte, agarrarnos como nunca a nuestro bote y desear que acabe la tormenta para así poder seguir nuestro viaje sanos y salvos.



Si conseguimos superar todo esto ya tendremos buena parte del trabajo hecho. Aunque siempre hay que estar atentos. La vida en alta mar nunca es tranquila.

Sirenas. Antes os hablé de sirenas. Ellas que nadan por todos los océanos en busca de encandilar a los marineros. Normal, quién no caería en sus redes. Miradas penetrantes y una música agradable para los oídos. Ya conocéis las historias de Ulises con estas criaturas. Qué os voy a contar. A pesar de ello, todo marinero solitario buscará una sirena.

Aun así no debemos olvidar que nuestro objetivo en la mar no son ellas. Intentarán desviarnos de nuestro camino y quién sabe si alguna vez lo conseguirán.

Vamos a necesitar alimentarnos. Estamos solos en nuestro bote. No hay comida. Nos estamos muriendo de hambre y vamos a comernos lo que se nos ponga por delante. Recurriremos a esos animales. Nos darán sustento para poder seguir. Miedo, inseguridad, agonía y tristeza. Todos ellos, esos monstruos de las profundidades a los que nos enfrentaremos y saldremos victoriosos. Estoy seguro de ello.




Los barcos siempre esconden secretos.

Surcando los mares en grandes navíos, con el ruido de la cuchilla entre los dientes, esas canciones que hablan de lucha y siempre huyen cuando el capitán les requiere. Buscando ron y mujeres. Sin importar quien ni cómo. Jodidos piratas.

Mujeres piratas, menos conocidas que los temidos hombres de mar. Estas se subirán a tu pequeño bote. Y claro, aquí nadie puede subir si no está dispuesto a remar. Sólo hay sustento para uno y no va a ser todo para el invitado. Hay saber compartir.

Todos los que navegamos lo hacemos en el océano pero no todos vamos en la misma dirección.


Quizás esta sea un gran aventura. Tu aventura. Luchar contra las adversidades. Superar obstáculos. Y remar. Nunca pares de remar.




No hay comentarios:

Publicar un comentario