sábado, 27 de febrero de 2016

Imparables


"Four wheels move the body, two wheels move the soul"



Corría un invierno gélido de hace mucho, mucho tiempo.

Aquel chico estaba en la búsqueda de un vehículo. Necesitaba uno con el que poder soñar, transportarse a lugares lejanos e incluso volar.

Un día cualquiera, navegando por internet, topó con una moto. Una edición de las que ya no se hacen. De coleccionista. Reunía todos los requisitos que nuestro protagonista necesitaba, o al menos, eso parecía. Tal fue así que no esperó y se puso en marcha para traerla consigo.

Todo estaba listo. Papeles en regla y pago efectuado. La moto de sus sueños ya había llegado a casa.


La miró, como si antes jamás hubiese visto una.
La acarició, como si de algo delicado tratase, a pesar de que su rugido podía ensordecer hasta a los que vivían en la otra punta de la ciudad.

Por fín ya era suya.

El chico se dispuso a probarla. Insertó la llave en la ranura y... el resultado no fue el esperado.
No podía creerlo. El motor estaba estropeado.
Intentó arrancarla una y otra vez y nada. No había manera de lograrlo.
Además de esto, se percató de que en el interior del maletero había restos inhutilizables, un guante roto y algunos documentos deteriorados.

¡Esto no va a quedar así! - Dijo muy exaltado, al ver que la moto que había comprado era muy distinta a la que le vendieron.

Tras varias semanas de probaturas, de cambio de engranajes, reparaciones y demás se consiguió. La moto funcionaba. Estaba totalmente arreglada.


Ahora sí, el chico que buscaba el vehículo con que poder llegar dónde nunca antes había estado, ya lo tenía. Su moto. Y funcionaba mejor que nunca.

Se enfundo en su chupa, se abrochó el casco y a correr.

Ya nada podía pararles. Ni al chico. Ni a la moto. Ni a su sueño.


JK.